El Colegio San Ignacio de Viña del Mar, es de carácter subvencionado con financiamiento compartido y atiende tres modalidades del sistema Educacional:
El colegio parte de la convicción fundamental de que los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, que la perfectibilidad inherente a la naturaleza humana se despliega en procesos de autoafirmación personal y de búsqueda permanente de trascendencia, lo que otorgan sentido a su existencia personal y colectiva. A la libertad que hace de cada individuo persona y sujeto de derechos y deberes, le es intrínseca la capacidad de razonar , discernir y valorar, fundamentos a su vez de una conducta moral responsable.
A lo anterior, contribuyendo a forjar en ellos el carácter moral regido por el amor, la solidaridad, la tolerancia, la verdad, la justicia, la belleza, el sentido de nacionalidad y el afán de trascendencia personal.
El individualismo extremo que podría resultar de un ejercicio ilimitado de la libertad personal, es moderado por imperativos que brotan de un conjunto de valores que llevan a la persona a compartir con otros los frutos de una libertad que humaniza y se abre a las exigencias del bien común.
Se ofrece a los estudiantes la posibilidad de desarrollarse como personas libres, con conciencia de su propia dignidad y como sujetos de derechos y deberes.
El reconocimiento de la libertad, igualdad y dignidad de las personas impone al colegio garantizar una educación de calidad que contribuya a que cada alumno se desarrolle como persona libre y socialmente responsable, de acuerdo a su propia capacidad y esfuerzo.
La formación del acervo cultural es un proceso que implica la instrucción y la educación, y que ambos deben ser asumidos en forma simultánea, ya que los alumnos junto con adquirir un conjunto de conocimientos y competencias cognitivas, necesarias para lograr su
desarrollo profesional, deben desarrollar un conjunto de otras actitudes, valores y hábitos necesarios para su formación personal, que le permitirán participar e integrarse en su medio social en forma equilibrada.
El Colegio San Ignacio, en su esencia busca desarrollar en su alumnos ambos aspectos, en un marco filosófico que nace de nuestra cultura cristiana occidental, donde el respeto a la persona humana en su carácter de singularidad y características propias de su ser y como un ser racional y libre, busca establecer su identidad y forjarse sus metas que lo consolidarán como ciudadano del país.
El art. 2º de la LOCE ( Ley Orgánica Constitucional de la Educación), define que el fin último de la educación nacional es el “ desarrollo moral, intelectual, artístico, espiritual y físico (de las personas), mediante la transmisión y el cultivo de valores, conocimientos y destrezas enmarcadas en nuestra identidad nacional, capacitándolas para convivir y participar en forma responsable y activa en la comunidad”. En consecuencia, los OF, CMO y OFT, se refieren no sólo al conocimiento como conceptos y procedimientos, sino también a las habilidades y las actitudes que necesitan adquirir los alumnos, teniendo como marco los fines generales de la educación definida por la LOCE.
El Colegio San Ignacio pretende a través de su acción dar la oportunidad a sus alumnos de alcanzar un desarrollo personal equilibrado, con una visión realista de la sociedad en que se encuentra inmerso. Se define a esta sociedad como cristiana y humanista e inserta en la cultura occidental.
Con este fin el colegio recrea en su interior normas de convivencia social con valores propios de esta sociedad y esta cultura, a partir de derechos y responsabilidades que lo preparan para aportar su esfuerzo posteriormente en la sociedad nacional.
El dominio de los contenidos de los distintos sectores y subsectores programáticos se plantean como la adquisición de herramientas conceptuales que le permitan interpretar el entorno físico , histórico, social y entender los fenómenos que se producen en las distintas áreas del quehacer humano para integrarse de manera natural y no traumática a un ordenamiento pre-existente y al cual deberá aportar su creatividad y su visión del futuro.
De esta manera el joven es promotor de cambio a partir de su realidad, con conocimiento y aceptación de ella y para construir a partir de ella, asume la perfectibilidad del hombre y de todo lo que el ser humano hace.
Asumir la libertad como una responsabilidad y la autoridad como un servicio.